Un cine que no “paga” bien en la taquilla y con el Oscar, no le va mucho mejor.
Paul Thomas Anderson, director norteamericano nacido en 1970 ya es una figura consagrada pese a su relativamente corta edad y a una filmografía de apenas siete largometrajes. No se lo debe confundir con su casi homónimo inglés, el muy inferior Paul W. S. Anderson (“Mortal Kombat”, varias “Resident Evil”).
Si algo caracteriza a Paul Thomas es la extensión de sus películas que a menudo duran dos horas y media y hasta en un caso (“Magnolia”) superan los 180 minutos. De sus siete largometrajes sólo dos son cortos, valga la redundancia. El primero “Hard Eight”/”Sidney” de 1997 ni siquiera se estrenó en Argentina y Embriagado de amor (“Punch-Drunk Love”) tenía una duración de apenas 95 minutos.
“Vicio propio” (“Inherent Vice”), su más reciente producción, tuvo dos nominaciones al Oscar este año (guión adaptado y vestuario) pero no ganó ninguno. El Oscar le ha sido relativamente esquivo a Anderson ya que sobre una veintena de nominaciones en toda su carrera apenas obtuvo dos. Los mismos fueron al actor (Daniel Day-Lewis) y a la mejor fotografía en “Petróleo sangriento”, su película más exitosa en Estados Unidos y también en Argentina. El resultado sin embargo es algo magro ya que la adaptación de la célebre obra “Oil!” de Upton Sinclair tuvo un total de ocho nominaciones incluyendo la de mejor película, director, guión original y edición.
La crítica argentina recibió con comentarios muy favorables a Juegos de placer (Boogie Nights), cuando se estrenó en junio de 1998. Un tema relativamente escabroso como la filmación de películas porno, tenía al recuperado Burt Reynolds (también nominado) como el director Jack Horner de producciones de dicho género. Conoce al joven Eddie Adams (Mark Wahlberg) al que contrata y convierte, cambiándole el nombre a Dirk Diggler, como nueva star de películas X en la década del 70. En el extenso reparto se destacaba la interpretación de Julianne Moore como una actriz veterana y drogadicta. La ganadora del Oscar por Siempre Alice tuvo en esa oportunidad su primera nominación al Oscar, que no ganó. Boogie Nights es también recordada por la interpretación de la joven y muy atractiva Heather Graham en el rol de la Rollergirl, que no se sacaba los patines ni en los momentos más íntimos. En otros roles se lucían William H. Macy, John C. Reilly, Don Cheadle e inclusive en corta aparición Philip Seymour Hoffman. Pese a la crítica elogiosa la película no funcionó en casi ningún país y en Argentina apenas la vieron 25.000 espectadores.
El ya nombrado Philip Seymour Hoffman, lamentablemente fallecido el año pasado, fue el actor que más veces dirigió Anderson. Llegó a afirmar que, para él, Magnolia era una de las mejores películas en toda la historia. Aquí su rol era menor, como enfermero que cuidaba al personaje del padre de Tom Cruise, en la que fue la última película antes de morir de Jason Robards. Magnolia, reunió nuevamente a varios de los actores de Boogie Nights, entre los cuales Julianne Moore, William H. Macy, Philip Baker Hall, Alfred Molina y John C. Reilly. Son nueve historias paralelas, cuyo eje central es la relación padre-hijo (Cruise-Robards), que transcurren en un único día en el Valle de San Fernando en California. La calidad y nivel de las actuaciones hicieron que el Festival Internacional de Berlin le otorgara el Oso de Oro, su máximo galardón.
Hoffman fue también una de las figuras centrales de The Master, interpretando a Lancaster Dodd, padre de la Causa pero en verdad la Cientología. El otro personaje era Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un veterano de la Segunda Guerra Mundial, que arrastra traumas psíquicos que busca superar al encontrar al Maestro de la Causa. En el rol de la esposa de Dodd se destacaba la actuación de Amy Adams. La actriz de La gran estafa americana tuvo aquí su cuarta nominación, al igual que Phoenix y Hoffman, pero como ya se señalara anteriormente las estatuillas le resultaron esquivas.
La película más exitosa, tanto en Estados Unidos como en Argentina, fue Petróleo sangriento (There Will Be Blood), la única que le dio dos Oscars. Con sus 135.000 espectadores fue la única en superar la barrera de los cien mil y sin duda mucho ayudaron los dos Oscars. En particular el que se llevó Daniel Day-Lewis como Plainview, un self-made man que en 1890 consigue extraer petróleo en un solitario pozo para la final convertirse en un codicioso magnate. Sus enfrentamientos con la Standard Oil y con un joven predicador evangelista (Paul Dano) son algunos de los momentos cinematográficos más memorables del film. No menos lograda es la primera parte, sobre todo cuando el personaje de Day-Lewis sufre un accidente del que queda cojo por el resto de sus días. Quizás sea ésta la mejor película del director, lo que explica que compartiera junto a los hermanos Coen el máximo número de nominaciones (ocho), con la diferencia de que Sin lugar para los débiles se llevó cuatro incluyendo el de mejor película y mejor director.
De las películas nominadas al Oscar este año, una de las últimas en estrenarse localmente fue Vicio propio (Inherent Vice), lo que probablemente se explique al no haber ganado ninguno. Basada en la densa obra de Thomas Pynchon está ambientada a principios de la década del 70 y su personaje central es el ex inspector de policía Larry Doc Sportello. Quien lo personifica es Joaquin Phoenix, en su segundo trabajo con el director de The Master. Doc es un hippy que a lo largo del film se las pasa consumiendo marihuana y otras yerbas. Hay un gran número de personajes con varios actores conocidos en papeles secundarios (Josh Brolin, Owen Wilson, Reese Witherspoon, Benicio del Toro, Eric Roberts, Martin Short). La trama tiene diversas ramificaciones y una de sus mayores virtudes es que pese a su no linealidad se puede seguir claramente si el espectador está atento.
Lo que si resulta lamentable es la muy pobre respuesta de público ya que al cabo de apenas dos semanas su carrera cinematográfica en la Argentina está prácticamente terminada. Será la película menos taquillera de Paul Thomas Anderson y estará por debajo de los 10.000 espectadores en Argentina.
Vale la pena una reflexión sobre el poco peso que tienen las nominaciones al Oscar. Este resultado no pudo consolar a los productores de Vicio propio, y tampoco quita que se pueda afirmar que Paul Thomas Anderson no parecería una buena inversión del negocio cinematográfico. Y ello pese a los indudables méritos artísticos de algunas de sus producciones.