La música en el cine

Por Jorge Luis Scherer

Buster Keaton en pantalla

Buster Keaton en pantalla

Por suerte, en el cine no hay reglas fijas. Es increíble ver como entre los grandes maestros hay opiniones tan diferentes, y todas son más que respetables, recuerdo que alguien dijo una vez: “Existen infinitas maneras de mostrar una misma cosa, pero que el valor de la elegida por el artista reside en su capacidad para convencer de que es la única posible”. Desde los tiempos en que Chaplin, René Clair, Eisenstein, Pudovkin y otros se opusieron a que el cine hablase, no por estar en contra de la voz humana, sino de la palabra, porque ésta iba a narrar las cosas que hasta entonces hacía la imagen, las concepciones sobre las técnicas empleadas y sus resultados artísticos marcaron un interesante abanico de personalidades y de estilos. Esto se da desde la forma de mover una cámara, el tipo de encuadre, el tratamiento del color, el montaje, las características de iluminación, el trabajo con los actores, … y la música.

En una entrevista, de hace ya unos años, el realizador español José Luis Garci decía que vivía en “estado de película”, de tal manera que cuando le dio por primera vez un beso a una chica pensó que iba a sonar una música de fondo. Hubo un tiempo en que la gente reconocía y comentaba mucho sobre los temas musicales de las películas, especialmente los llamados “leitmotiv”, tanto era así, que era común cruzarse en las calles con silbadores , que incluían en sus amplios repertorios famosos temas de películas. Cuando el cine daba sus primeros pasos, se comenzaron a adaptar temas musicales para acompañar a las películas, y para tapar, en parte, el fuerte sonido que provenía de los proyectores. No tuvo que pasar demasiado tiempo, para que conocidos compositores incursionaran en el nuevo medio y crearan música original a partir de las escenas que veían en pantalla.

El músico Camile Saint-Saenz es considerado oficialmente el primero de ellos con “El asesinato del duque de Guise”, una película de 1908. Otros grandes compositores se fueron sumando, y tenemos a Erik Satie quien compuso para Entreacto (1921), la surrealista película de René Clair. Antes de la llegada del sonoro, sólo en Estados Unidos existían más de 500 orquestas trabajando en cines de categoría, y varios miles de músicos que tocaban un simple piano en salas chicas de barrios o de pueblos. El progreso para los cines de la periferia era el poder acceder a un órgano Wurlitzer, que además de música podía producir efectos sonoros que iban del pitido de una locomotora, los cascos de caballos o el estruendo de un cañón.

Cine The Jazz Singer

Cine The Jazz Singer

La excelente película francesa El Artista (2011) del director Michel Hazanavicius, además de alzarse con los principales premios del año, incluyendo el Oscar y el Globo de Oro para el músico Ludovic Bource-quien fue criticado por la actriz Kim Novak por haber utilizado, según ella, fragmentos de la partitura que Bernard Herrmann compuso para “Vértigo de Hitchcock- es sumamente ejemplificadora de lo vivido en Hollywood entre los años 1927 y 1932, cuando se da la transición del cine mudo al sonoro.

Una película emblemática es “Luces de la Ciudad”(1931), por concebirse la primera partitura totalmente integrada a una película, compuesta por el propio realizador del filme, Charles Chaplin. El desafío y coraje de Chaplin fue abrumador, habían pasado ya casi cuatro años de la irrupción del sonoro, y este genio se atreve a realizar una película sin diálogos, incorporando a la música como elemento importante de la narración.

La ley sobre los derechos de autor a partir de 1910, hizo que la baja producción de música original en los filmes, disminuyera aún mucho más, dada su pobre rentabilidad, por el pago a compositores y a los músicos que debían ensayar las nuevas partituras. Una práctica común de aquellos tiempos, y que persistió hasta el cine contemporáneo en algunos realizadores, como el caso de Fellini, era tener música en el plató de filmación. Esto no solamente servía, y es útil aún hoy, para crear atmósferas y motivar a los actores, sino que también sugería al realizador tratamientos diferentes en determinadas escenas.

En 1930, el sonido sincronizado ya era un fenómeno global, y más de 22 mil músicos sólo en Norteamérica se quedaban sin trabajo.

El gran director francés Robert Bresson, quien muy acertadamente señaló que con el cine sonoro se descubrió el silencio, rechazaba la música en el cine. “Se inunda la película de música para ocultar que no hay nada en sus imágenes. Es una fuerza modificadora e incluso destructora de lo real. Ninguna música en absoluto”. Luis Buñuel, sin llegar a tal extremo, tampoco gustaba de la música en las películas, y enfatizaba :” suele ser un recurso fácil que además juega malas pasadas”. John Ford, contaba que la música en las películas le fastidiaba bastante, decía de poner “un poco por aquí y por allá, al principio y al final” y acentuaba: “No me gusta ver a un hombre en el desierto, muriéndose de sed, y la Orquesta de Filadelfia por detrás”.

Eric Rohmer, por ejemplo, no le gustaba particularmente la música sobre el texto “el texto solo y la música sola”. Sin embargo, en “Mi noche con Maud” (1969) Rohmer hace que en toda la acción de la película haya solamente tres segundos de música diegética, procedente de una radio que enciende el protagonista (Jean-Louis Trintignant) y casi inmediatamente la apaga. En “La vida de Adele”, ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2013, el director tunecino Abdellatif Kechiche, excepto en el rodante de créditos, no utiliza música incidental o extradiegética (es cuando la música de fondo no es escuchada por los personajes, solamente por el espectador), y la diegética utilizada, procede de bares, bailes o de equipos de música en reuniones de amigos (es escuchada por los personajes). En “Amour”, también ganadora de la Palma de Oro en Cannes y del Oscar como Mejor Película Extranjera, su director, el austríaco Michael Haneke hace un juego interesante entre música diegética y extradiegética.

El plano lejano en que abre el film, toma al público de frente ubicándose en las butacas del teatro,próximo a una función musical. Entre el público, sin que nada los destaque, esta Trintignant y Emmanuelle Riva, sólo quien conoce a estos actores podrá diferenciarlos del resto del público. Empieza el concierto con el pianista fuera de campo, y se escucha el Impromptu op 90 D899 Nª 1 de Franz Schubert y el encuadre continúa tomando al público en el mismo plano lejano. Mediante un elipsis vemos a Riva y Trintignant saludando al pianista (el músico Alexandre Tharaud) en un pasillo de los camarines, mientras el Impromptu de Schubert se escucha de fondo, en la misma versión dada por este músico. Es decir, lo que unos segundos atrás era una música diegética o accidental (dentro de la historia), se convierte en extradiegética o incidental.

Para Stanley Kubrick, la música le añade a la película una dimensión que ninguna otra cosa podría darle. La considera de primerísima importancia. Akira Kurosawa, es otro ferviente defensor de la música y de los efectos sonoros, incluso antes de que la cámara empiece a rodar. Muchos realizadores también consideran que “la mejor música es aquella que no se percibe”. Una contundente respuesta es la que esgrimió hace ya varias décadas Serguei Eisenstein: “Es una opinión aberrante pensar que la música de una película es buena si no se la oye, la fotografía lo es si no llama la atención… Creo que el objetivo es el de desarrollar a la vez al máximo cada uno de los medios expresivos y, al mismo tiempo, saber orquestar y saber equilibrar el todo, de modo que ninguno de los aspectos particulares escape a las leyes del conjunto, a la unidad de composición”.

Bernard Herrmann

Bernard Herrmann

La música en el cine, más allá de la implicancia emocional al espectador, cumple muchísimas funciones. Hacen falta muy pocos compases para que ambiente una época y un lugar, hay diálogos que pueden sustituirse con música, al igual que definir personajes o mostrar estados de ánimo. El realizador John Sturges hablando sobre el músico Elmer Bernstein, dijo: “Puedo hacer que un actor vaya hacia una ventana y mire a través de ella. Pero Elmer con su batuta, es quien refleja lo que éste piensa o siente”. La música también es parte importante en la obtención del ritmo de la película, cumpliendo función en secuencias que requieren de la tranquilidad y la lentitud, como aquellas de ritmos acelerados o normales.

Los momentos de silencio musical también suelen ser considerados por el compositor, como si estuviesen integrados a la partitura. En “Intriga Internacional “de Alfred Hitchcock , la avioneta fumigadora que persigue a vuelo rasante a Cary Grant en medio de un campo, quedó sin música y el efecto fue grandioso. Hitchcock quiso hacer lo mismo en la famosa secuencia de la ducha en “Psicosis”(1960), pero el compositor Bernard Herrmann, lo convenció en probar con chirridos de diferentes instrumentos de cuerdas. A más de 50 años, la banda sonora de Psicosis sigue siendo la Nª 1 en la categoría cine de terror, y los 45 segundos musicales que dura la secuencia de la ducha, con 70 posiciones de cámara, se convirtió en uno de los temas más utilizados en el mundo (en radio y televisión , principalmente) para la identificación del terror. El binomio Hitchcock – Herrmann, fue uno de los más destacados en la historia del cine ya que funcionó en ocho filmes, entre las que se encuentra la excelente banda de “Vértigo” (1958).

Este músico impresionante que fue Herrmann (1911-1975), cuya última película fue Taxi Driver (1976), dedicada por Martin Scorsese a la memoria de este compositor, había comenzado su carrera en la mítica RKO, y el primer encargo que recibió fue componer la música de El Ciudadano (Citizen Kane)(1941), la opera prima de Orson Welles. El respeto profesional que Welles sintió por las composiciones de Herrmann, hizo que hasta montara algunas escenas en función de la música. Es mucho más que interesante volver a ver la secuencia del principio del filme, cuando la cámara recorre en travelling las rejas de la mansión Xanadú. La música de Herrmann parece que surgiera de entre la bruma para dar esa sensación opresiva y misteriosa. Volvió a trabajar con Welles en “El cuarto mandamiento” (The Magnificent Ambersons), 1942, una película que fue maltratada por la RKO en la sala de montaje, pero que conserva la excelente partitura. Herrmann, fue uno de los pocos músicos, que los estudios de Hollywood le permitían hacer las orquestaciones de sus propias composiciones.

Eran muy pocos los músicos norteamericano en esa década del 40 cuando se inició Herrmann, la mayoría provenían de Europa, había húngaros, checos, rusos, austríacos, alemanes… Alfred Newman (1901-1970) fue el primero de los norteamericanos, ya había compuesto muy buenas bandas sonoras en la década anterior como “Cumbres Borrascosas”(1939).Newman se dedicó enteramente al cine y compuso 187 partituras originales. Fue la cabeza de una familia de músicos para cine, cuyos últimos exponentes son sus hijos David y Thomas y el primo de éstos, Randy Newman, quién alcanzó muchísima popularidad por la música de Toy Story, 1995, Monsters Inc y Cars, entre otras de la productora Pixar. Entre las composiciones de Randy Newman se destaca una donde se plasma su gran conocimiento del jazz y el blues, que es Ragtime, 1981, dirigida por Milos Forman.

Pero volviendo a Alfred Newman, hay que considerar que los 40 fue una época en que los estudios se disputaban los mejores músicos llegados del viejo continente, muchos con amplios antecedentes en música sinfónica, de ballet y cámara. Sin embargo, John Ford prefirió al yanqui Newman para sus grandes melodramas como Viñas de Ira, 1940 y ¡ Qué verde era mi valle!, 1941. En 1950 fue candidato al Oscar por La Malvada (All about Eve), de Joseph L. Mankiewicz , y en 1959 compuso una de las mejores partituras cinematográficas en El Diario de Ana Frank. Newman buscó la esencia de la joven Ana y de su familia. Visitó en Amsterdam el piso donde la familia Frank vivió sus últimos y dramáticos años, y analizó cuidadosamente el diario personal dejado por Ana.

Max Steiner - Casa Blanca

Max Steiner – Casa Blanca

David Raskin, fue otro de los norteamericanos importantes de los 40. Con la banda sonora de Laura (1944) alcanzó un éxito sorprendente. El tema leitmotiv alcanzó una popularidad comparable al de Tara en Lo que el viento se llevo. Hoy la película no ha envejecido, pero resulta agotadora la frecuencia en que el tema es puesto en diferentes escenas.

Entre los consagrados músicos extranjeros que llegaron a California para trabajar en los estudios cinematográficos, está el austríaco Max Steiner (1888-1971), para muchos “el padre de la banda sonora”. Es muy difícil recordar la música de King Kong (1933), pero el aporte que hizo esa partitura en engrandecer ese film es notable. Para Lo que el viento se llevó hizo una partitura de más de tres horas y media de música. Fue un verdadero maestro del sinfonismo clásico. Nominado al Oscar en 20 oportunidades, lo obtuvo en tres. Uno de ellos fue por La Extraña Pasajera (1942) con Bette Davis y Paúl Henreid , quienes acompañados por su música consiguieron una de las escenas más memorables del cine, cuando encienden cigarrillos y los intercambian.

Steiner compuso más de 300 partituras para el cine, fue un especialista para las de corte romántico, pero también creó notables partituras para los géneros más diversos, como el western de John Ford , Más corazón que odio (1956), que es una maravilla en el tratamiento musical de los espacios amplios , de las angustias y las soledades.

El checo Erich Wolfgang Korngold (1897-1957), quien dejó una carrera promisoria en Europa para dedicarse al cine en los Estados Unidos, se destacó como un gran músico en el cine de aventuras. Sus mejores partituras las hizo para obras interpretadas por Errol Flynn, destacándose Las Aventuras de Robin Hood (1938).

Franz Waxman, (1906-1967) Este talentoso músico alemán que en 1935 compuso una partitura de gran fuerza dramática para La novia de Frankenstein, es contratado para la que sería su gran obra : El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard) 1950, el film de Billy Wilder. Aquí la labor de Waxman es de una extraordinaria calidad artística, el trabajo sobre el personaje de Norma Desmond (Gloria Swanson) y sobre la decadente mansión de estilo gótico, y sus ambientes opresivos.

Miklós Rózsa (1907-1995) Este compositor húngaro que había trabajado en el cine inglés, hace en Hollywood un increíble trabajo para la película animada de Disney, El libro de la selva (Jungle Book) 1942. Rózsa emplea diversos instrumentos para identificar a los animales. Trombones y tuba para los elefantes, contrafagot para el oso Baloo y así sucesivamente. Luego tiene un largo periodo de composición para el “cine negro” : Pacto de Sangre (Double Indemnity)1944 , Días sin huella (The Lost Wekend) 1945, Los Asesinos (The Killers) 1946, La ciudad desnuda, 1948, La Jungla de Asfalto (1950), entre otros filmes. Y en la década del 50 escribe música para filmes ambientados en la Roma antigua como Quo Vadis (1951 y el Julio César (1953) de Joseph L. Makiewicz.

Dimitri Tiomkin, nacido en Ucrania, cuando era parte del imperio zarista ruso, fue otro de los músicos importantes que encontró en la creación de bandas sonoras su verdadera vocación. A la hora señalada (High noon)1952, dirigida por Fred Zinnemann, seguramente es su composición más conocida. Por esta banda sonora ganó uno de los tres Oscar de su carrera, y su tema principal, cantado por Tex Ritter, fue sensación en las radios y en las ventas discográficas. Sobre el famoso duelo de OK Corral, hubo muchas versiones cinematográficas, pero la versión más recordada es la que el gran director de western John Sturges realizó en 1957, con Burt Lancaster como el comisario Earp y Kirk Douglas en el papel de Doc Holliday. Duelo de Titanes (Gunfight at the OK Corral), tuvo una estupenda banda de Tiomkin y el tema principal “Pistoleros en OK Corral” fue cantado por alguien muy conocido por entonces: Frankie Laine.

Tiomkin ,es sin duda muy reconocido como autor de música para westerns . La lista es larga: Río Bravo (1959), El Alamo(1960), Lo que no se perdona (1960), El último tren de Gun Hill (1960) etc. etc., pero también fue un gran compositor de dramas, películas de suspenso, policiales. Para Hitchcock, por ejemplo, hizo partituras para cuatro películas: La sombra de una duda(1943), Extraños en un tren (1951)Yo Confieso (1953) y Crimen Perfecto(1954).

Victor Young (1900-1956) otro de los músicos de gran producción con más de 350 títulos en su calidad de compositor, director y arreglista. En un año solamente, 1942, compuso 13 bandas sonoras originales. Shane, 1953 , western dirigido por George Stevens , fue uno de sus mejores trabajos. El Oscar lo obtuvo post-mortem por la banda de La vuelta al mundo en 80 días.

Miles Davis - Ascensor para el Caldaso

Miles Davis – Ascensor para el Caldaso

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, hubo cambios profundos en la intelectualidad estadounidense . En el teatro surgieron nombres como los dramaturgos Tennessee Williams y Arthur Miller, mostrando el nuevo realismo norteamericano. Un tranvía llamado deseo de Williams es llevada a las tablas por Elia Kazan, quien al poco tiempo comienza a trabajar en la realización de la película que interpretaría Marlon Brando y Vivien Leigh, en el papel de la neurótica Blanche Dubois. El film que se estrenó en 1951 fue uno de los primeros trabajos del músico norteamericano Alex North, que ese mismo año compuso también la banda sonora de la obra más importante de Arthur Miller: La muerte de un viajante. Muchas son las películas de carácter intimista compuestas por North, vale recordar también La rosa Tatuada (1955) y ¿Quién le teme a Virginia Woolf ¿ (1966) John Huston decía: “Alex North es un maestro en el campo de lo inconsciente y su genialidad es transmitir sus emociones a una audiencia que difícilmente se dará cuenta de que existe música en la pelicula que se está viendo” Sin embargo, Stanley Kubrick, para quien North había trabajado en Espartaco, lo invita, casi forzado por la MGM, a componer la música de su nuevo proyecto . 2001, Una odisea del espacio. A esa altura de su carrera profesional, North ya había trabajado en grandes producciones como Cleopatra (1963) y La Agonía y el Extasis (1965), entre otras. Pero Kubrick insistía ante la Metro que sólo quería utilizar música clásica, de cualquier manera puso a trabajar a North dándole mucho trabajo y poco respiro. Dicen que North recién en la noche del estreno se dio cuenta que su banda musical no había sido incluída en el filme. En su lugar estaban clásicas piezas de Richard Strauss, Johann Strauss y otros. Por este proceder, Kubrick recibió el rechazo de muchos músicos. North, antes de morir, le pidió a su amigo Jerry Goldmith que hiciera una grabación de la partitura de 2001, que recién fue editada 25 años después del estreno del film.

EL TOQUE JAZZÍSTICO

En los años 50 el jazz está en su apogeo, y el cine lo incorpora con los brazos abiertos. Además de Alex North quien supo describir el calor sofocante en el verano de Nueva Orleans para Un tranvía llamado deseo, aparece Elmer Bernstein para construir una inquietante banda sonora para el film de Otto Preminger El hombre del brazo de oro.(1955), pero es Henry Mancini quien impone un nuevo ritmo en la música cinematográfica. Este gran amante de las pastas, de antepasados itálicos, comenzó siendo pianista y arreglista en la orquesta de Glenn Miller. Pero su gran oportunidad en el cine le llegó con Sed de Mal (Touch of evil) 1957, de Orson Welles, en la que dio un ritmo excepcional al extenso plano secuencia al comienzo del filme. Si bien la película sufrió varios traspiés para su exhibición en los Estados Unidos, Mancini tuvo un reconocimiento de la comunidad cinematográfica. Después vendría su unión profesional con el director Blake Edwards que duró 30 años y se plasmó en 28 películas. Edwards después de escuchar el toque jazzístico de este nuevo compositor en Sed de Mal, lo contrata para hacer la música de una prometedora serie de TV, Peter Gunn. Luego vendría Desayuno en Thiffany (Breakfast at Thiffanys) 1961, basada en la novela de Truman Capote, y donde la primera actriz Audrey Hepburn, con voz dulce y susurrante canta Río de Luna. Esta película dirigida por Edwards iba a ganar en la misma noche dos premios Oscar, el de Mejor Banda Sonora y el de Mejor Canción. Pero si bien son muchísimos los temas compuestos por Mancini para el cine quue alcanzaron gran difusión ,como: Días de vino y rosas o El paseo del elefantito para el filme Hatari – su composición musical más famosa es La Pantera Rosa, de la que se realizaron 7 filmes , todos dirigidos por Blake Edwards, además de la serie televisiva. Mancini era considerado por muchos productores y directores, como el tipo de músico que sabía poner en clima al espectador apenas se iniciaba la película. Muestra fehaciente es “Chantaje contra una mujer” (Experiment in Terror) 1962, su cuarta colaboración con Blake Edwards. En la secuencia de apertura vemos a la bella Lee Remick conduciendo un auto descapotable por una autopista de San Francisco, es de noche y las luces de la ciudad están clavadas en el fondo. La música incidental de tono jazzístico, similar a las series policiales de la década del 60 , consigue, sin mediar otra acción ubicarnos en género y climax.

Mancini fue un hombre que supo hacer muy buenos negocios con sus bandas sonoras, al comercializarlas en formato disco, pero también trabajó en otras que estaban alejadas de la línea comercial . Una de ellas fue la que hizo en conjunto con el escritor-músico Paul Bowles en 1982 , para la nueva versión de El Zoo de Cristal dirigida por Paul Newman. Un trabajo muy interesante, y una demostración de sus calidades.

El argentino Lalo Schifrin, que en sus comienzos fue un notable pianista de jazz, incluso llegó a tocar en la banda de Dizzy Gillespie, utilizó magníficamente ese gran conocimiento de este tipo de música , para esa película clave de fines de los 60 como fue Bullit de Peter Yates, con la interpretación de Steve McQueen. Su filmografía es importante, especialmente sus trabajos para Don Siegel y Stuart Rosemberg (de este último fue nominado al Oscar por la música de La leyenda del indomable), pero la popularidad que obtuvo por el tema de la serie televisiva Misión Imposible es incomparable.

Quincy Jones, también ha empleado el jazz en muchas de sus composiciones para el cine, de las que hay que destacar como excelentes:A sangre fría y En el calor de la noche.

Y grandes músicos de jazz, que si bien no se han dedicado a escribir partituras para el cine, las pocas bandas sonoras que han compuesto son maravillosas: Anatomía de un asesinato, Duke Ellington; Alrededor de la Medianoche, Herbie Hancock; Ascensor para el Cadalso, Mile Davis; Naked Lunch, Ornette Coleman; Ultimo Tango en París, Gato Barbieri ,entre otros.

Anton Karas - El Tercer Hombre

Anton Karas – El Tercer Hombre

MIENTRAS TANTO EN EUROPA

Maurice Jaubert (1900-1940) que compuso para las películas de Jean Vigo, es considerado como el padre de la música cinematográfica. Georges Auric (1899-1983) lo hizo para filmes de Jean Cocteau, Marcel Carné y Jean Renoir. Luego compuso para John Huston cuando recreo la vida del pintor Toulouse Lautrec en Moulin Rouge (1952). Al año siguiente trabajará para la película de William Wyler La princesa que quería vivir, con Gregory Peck y Audrey Hepburn. El alemán Friedrich Hollaender (1896-1976) debuta como músico de cine en El Angel Azul (1930) película dirigida por Joseph von Stemberg, basado en la novela de Heinrich Mann. Esta película inmortalizó a Marlene Dietrich, en el papel de la seductora Lola-Lola, especialmente en la escena que canta “De la cabeza a los pies estoy hecha para el amor” (en inglés Falling in love again). Poco después fue contratado por Hollywood donde compuso música para más de 100 títulos, entre ellos Sabrina (1954) de Billy Wilder. En Gran Bretaña el sinfonista William Alwyn (1905-1985) que compone la música para Larga es la noche (1947) de Carol Reed. Contemporáneo a Alwyn, otro inglés , William Walton (1902-1983), es contratado por Laurence Olivier para sus adaptaciones shakesperianas: Enrique V, Hamlet y Ricardo III.

Anton Karas (1906-1985) fue un eximio citarista vienés, que fue visto por Carol Reed tocando magistralmente en una fonda. En ese momento Reed que estaba buscando locaciones en la capital austríaca para El Tercer Hombre, sintió que ése era el hombre que debía hacer la música de su película. La melodía “The Harry Lime theme”fue un éxito mundial y se mantuvo por tres meses en la lista de los Top 40 de los Estados Unidos. Con el dinero ganado por el filme y la discográfica, Karas puso un Heuriger (lugar donde se sirve vino y comida de bufete) en un distrito vienés, y al que llamó El Tercer Hombre. Por varios años, todo aquel amante del cine que pisaba Viena pasaba unas horas en El Tercer Hombre escuchando a Karas y su cítara.

Malcolm Arnold, compositor británico muy amigo del director David Lean, compuso en sólo 10 días la banda sonora de El Puente sobre el Río Kwai (1957). En ella incluyó uno de los temas más populares en el mundo entero, la Marcha del Coronel Bogey, que había sido compuesta en 1914 por un militar compositor de marchas que firmaba con el sudónimo de Kenneth Alford.

Michel Legrand - Nouvelle Vague

Michel Legrand – Nouvelle Vague

LOS FRANCESES LE CANTAN AL AMOR

Con Los 400 Golpes (1959),un joven crítico de Cahiers du Cinema, Francoise Truffaut, asombró al público y al jurado del Festival de Cannes y obtuvo el premio al mejor director. La excelente partitura era de Jean Constantine. Para las siguientes películas su músico de cabecera fue Georges Delerue (1925-1992) , quien compuso para Disparen sobre el pianista, Jules y Jim, La piel dulce, El amor en fuga, El amor a los 20, cuyo tema principal es cantado por Xavier Deprás.

Delerue , tambien compuso para la banda sonora de Hiroshima mon amour de Resnais, El Desprecio de Godard y El Conformista (1971) dirigida por Bernardo Bertolucci, con una música delicada para un drama fuerte.

Michel Legrand, quien ganó un Oscar por la banda de sonido de Verano del 42, dirigido por Robert Mulligan, tuvo su consagración en Francia varios años antes con Los paraguas de Cherburgo(1964). En El Affair de Thomas Crown, realizada por Norman Jewinson, Legrand introduce su canción Los molinos de tu pensamiento, que fue un éxito rotundo.

Francis Lai. En las películas de Claude Lelouch siempre hay canciones de amor. Posiblemente su film más famoso sea Un Hombre y una Mujer (1966) con Jean-Louis Trintignat y Anouk Aimee. La música de Francis Lai fue fundamental para el éxito de este film, y el tema principal está interpretado por Lai y Nicole Croisille.

Maurice Jarre, se ha destacado por sus partituras para grandes producciones internacionales: El día más largo del siglo(1962), Lawrence de Arabia (1962), Dr. Zhivago (1965), Grand Prix (1966) y Arde París , entre otras.

Ennio Morricone

Ennio Morricone

CAPITULOS APARTE: NINO ROTA Y ENNIO MORRICONE

Nino Rota(1911-1979), fue el primer músico italiano que abrió las fronteras de su país en la composición de bandas sonoras. Estamos hablando de un gran artista, un brillantísimo compositor de música sinfónica, de cámara, sacra, operística y de ballet. Su opera “El sombrero de paja de Florencia” se representó en los grandes coliseos del mundo.

Su música para cine suele definirse como “felliniana”. La complementación de ambos artistas era sorprendente. La Strada, La Dolce Vita, Ocho y Medio, Amarcord , Ensayo de Orquesta, son algunos de los títulos que los unió en ese mundo mágico. En sus memorias Nino Rota cuenta que Fellini, Visconti y Zeffirelli tenían algo en común: “Quieren que la música exprese todo el espíritu del film, más que la materialidad de la sucesión de imágenes”. Recuerda también, que Fellini “vive más en el mundo de las imágenes que en la realidad, y que le vienen muchas ideas cinematográficas a través de la música”. Rota era convocado por Fellini antes de que el film estuviese escrito, cuando el guión se empezaba a gestar, necesitaba sentir cuál sería la música para esa historia. Por eso siempre utilizaba música en el plató , necesitaba música para cada escena. “Para La Dolce Vita- dijo Rota- se utilizó únicamente el 30 por ciento de la música usada en el rodaje y en Ocho y Medio sólo se conservó el 10 por ciento”.

El director Luchino Visconti fue otro de los amigos personales de Nino Rota, y el trabajo en conjunto fue de una calidad extraordinaria. “Visconti tenía una educación musical de primer orden”, declaraba Rota. La obra maestra de su capítulo o participación viscontiana es El Gatopardo (1963) basado en la novela de Giuseppe Tommasi Di Lampedusa, con una interpretación medular de Burt Lancaster como el príncipe de Salina. El filme tiene escenas antológicas con un concertado excelente entre imagen y sonido.

Y llegó Coppola y El Padrino. “Cuando Coppola vino por primera vez a proponerme el trabajo, le dije¿ Cómo se le ha ocurrido querer mi música?. Mi música puede suscitar cualquier imagen, salvo el ambiente de la mafia. Y fue entonces cuando Coppola me explicó que no quería una música que comentara la acción, que por eso había pensado en mi.”Para la segunda parte de El Padrino se incorpora el músico Carmine Coppola, padre del director, y la banda sonora obtiene el Oscar.

Ennio Morricone: Romano, nacido en 1928. A los 85 años continua escribiendo partituras para el cine y la televisión, más de 500 créditos como autor son el testimonio mas elocuente de su vocación. Amigo de la niñez de Sergio Leone, escribió para este director partituras extraordinarias: Erase una vez en el Oeste (C·era una volta il West) 1968 y Erase una vez en América (1984). Junto a Leone hicieron del western italiano, conocido como spaghetti, un filón comercial, incorporando a los elencos famosos actores norteamericanos como Clint Eastwood, Charles Bronson, Jason Robards y Henry Fonda. De esa época se destacan: Por un puñado de dólares (1964),y El bueno, el malo y el feo (1966), cuyo tema principal alcanzó extraordinaria popularidad.

Para Gillo Pontecorvo escribió la música de La Batalla de Argel (1965), y en momentos políticos cruciales , cuando todavía retumbaban las marchas del Mayo Francés, se estrenaba Queimada (1969) de Pontecorvo y Sacco y Vanzetti (1971) de Giuliano Montaldo, con la voz de Joan Baez interpretando “La balada de Sacco y Vanzetti”.

Otro de sus grandes trabajos para el cine fue para la película dirigida por el británico Roland Joffe, La Misión. El film que trata de la evangelización en Sudamérica en tiempos de la conquista, incorpora sonidos de instrumentos de época utilizados en estos territorios. En Erase una vez en América, Morricone incluye en el tema Childhood Memories la participación del músico rumano Gheorghe Zamfir, un virtuoso de la flauta pan, haciendo una increíble interpretación.

Para la película de mafiosos El Clan Siciliano,(1969) del director francés Henri Verneuil, con Jean Gabin, Alain Delon y Lino Ventura, compuso una banda sonora de gran calidad. Y si bien en declaraciones periodísticas dijo que despreciaba la melodía, basta escuchar los temas de Cinema Paradiso o La Leyenda de 1900, para dudar de sus expresiones. En La leyenda de 1900 , está el tema Lost boys calling, compuesto por Morricone pero con lírica de Roger Waters, que a su vez está acompañado por solos de guitarra de Edwar van Halen, fundador de la banda norteamericana Van Halen.
El último estreno en Buenos Aires de una partitura de Morricone, es La Mejor Oferta, de Giuseppe Tornatore. De esta manera el binomio Tornatore-Morricone lleva 9 películas en su haber.

OTRO APARTE: JOHN WILLIAMS

Nació en Nueva York en 1932. Lleva más de cinco décadas dedicadas al cine. Fue nominado al Oscar 48 veces y ganó en 5 oportunidades. Conforma, junto a Steven Spielberg, el binomio creativo con la mayor cantidad de éxitos comerciales, que comienzan en 1975 con Tiburón, banda sonora que obtiene el Oscar. Recomendado por Spielberg a su amigo George Lucas para componer la partitura de Star Wars, Williams realiza la banda sonora sinfónica más vendida de la historia del cine con más de 4 millones de copias. Luego vendrán: Encuentros cercanos del tercer tipo, Superman, El Imperio Contraataca, El regreso del Jedi, y Los cazadores del Arca Perdida. Con E.T., el extraterrestre, obtiene el cuarto Oscar y con la banda de La Lista de Schindler, el quinto Oscar. Sus últimos trabajos fueron Caballo de Guerra y Lincoln.

CONTINUARÁ:

En una segunda parte, comentaremos sobre otros grandes músicos que han compuesto bandas sonoras en las últimas tres décadas, de los estilos y las nuevas tendencias. Del polaco Wojciech Kilar, fallecido hace un año, quien compuso para el Drácula de Francis Ford Coppola, una de las bandas sonoras más espeluznantes y a su vez conmovedora. Del minimalista Philip Glass (Las Horas), de Peter Gabriel (La última tentación de Cristo), de Ryuichi Sakamoto (El último Emperador), Michael Nyman (El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante), John Morris (El hombre elefante), Zbigniew Preisner , el compositor de Kieslowski (Blanco-Azul- Rojo), Danny Elfman (Batman, Dick Tracy) y James Horner, Alan Menken, Gabriel Yared, Hans Zimmer, Dave Grusin, Gustavo Santaolalla, Howard Shore…

Mil disculpas, por los olvidos, que seguramente habrá muchos.

John William - La Guerra de las Galaxias

John William – La Guerra de las Galaxias

Artículo realizado por Jorge Luis Scherer para Ultracine.

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