Hablamos con el director de la película israelí que llega a salas argentinas el 22 de septiembre. Amante de Argentina, se confiesa fanático de “El abrazo de la serpiente” y nos cuenta como nació la producción que fue nominada por su país para competir en los Oscars.
A fines del año pasado, en plena tensión política entre Irán e Israel, una película sorprendía al mundo en el circuito de festivales: “Querido Papá” (“Baba Joon”) del israelí Yuval Delshad. El film, rodado en Israel, tenía la particularidad de que estaba hablado en farsi, el idioma de Irán. Que el arte es una patria y el cine su nación más grande nunca fue tan cierto como en esta película: Yuval es nativo de Israel pero sus padres son unos inmigrantes iraníes que llegaron al país en busca de darse un sustento. Yuval también se sorprendió con su primera película: obtuvo el Premio a la Mejor Película de la Israelí Film Academy transformándose en un éxito de público en su país. Las buenas noticias no terminarían allí: finalmente fue elegida para representar a Israel en los Premios Oscar.
Sin embargo, en el final del verano en Medio Oriente, y en entrevista exclusiva para Ultracine, Yuval parece un hombre abierto y sin ningún tipo de soberbia. Nos cuenta que no estudió cine y que su formación se sustenta en la práctica: primero hizo cámara, luego edición. Con el tiempo, fue autor de un puñado de documentales. Al finalizar la conversación también nos confiesa que le gusta la Argentina, especialmente la ciudad de Bariloche a la que visitó como mochilero unos años atrás en tour por Sudamérica; y que se siente cerca cuando conversa con personas de países como el nuestro. Por si fuera poco, nos dice que una de sus películas preferidas del año pasado fue “El Abrazo de la Serpiente” del colombiano Ciro Guerra rodada en parte con capitales argentinos.
“Querido Papá” cuenta la historia de Yitzhak y Moti, un padre y su pequeño hijo que saliendo de la infancia se dirime entre seguir el mandato familiar de criar pavos en una granja en medio del desierto israelí, o buscar su propio camino. La tensión entre tradición e innovación es el eje más fuerte de la película, como así también el vínculo entre padre e hijo, que está atravesado por el amor pero también las contradicciones. La trama, basada en la historia de los propios papás de Yuval (aunque no sería correcto afirmar, según nos explica su director más abajo, que es autobiográfica) se basa en algunas de las vivencias o relatos que Yuval fue escuchando y observando a lo largo de su vida en el seno de una comunidad iraní viviendo en Israel.
¿En qué se basó para escribir la trama?
Y.D: Mis padres eran inmigrantes iraníes y llegaron a una aldea donde había otros iraníes como ellos. Ese lugar es bastante parecido a la locación donde transcurre la película que es una villa, la última antes de que empiece el desierto. Estuve seis años escribiendo la historia, la misma está basada en vivencias personales pero no es un calco férreo de mi vida. De hecho, la relación con el padre no es como me pasó a mí. Pero sí me pasó de estar rodeado de otros parientes, o gente conocida, y observé que les molestaba que alguien quiera seguir su propio camino.
Me sorprendió la verosimilitud de los actores, cuan ajustado está el vínculo entre ellos. Exceptuando el personaje del papá que lo interpreta Navid Negahban (1), el resto del elenco: ¿son actores profesionales o no profesionales?
Y.D: El padre, el tío, la madre son todos actores profesionales. Efectivamente, Navid Negahban es un actor muy reconocido en Hollywood y por ende en el mundo. Asher Avrahami, el niño, sin embargo no es profesional. Yo hice 200 audiciones hasta que di con él que también tiene bagaje iraní. Estuve trabajando mucho con él en los ensayos. A mí me gusta ensayar y tener todo preparado antes de rodar y una vez que está todo listo decir “acción”. No me gusta repetir la escena y menos si son actores no profesionales.
“Querido Papá” (Baba Joon) es su primer largometraje de ficción: ¿cómo hizo para conseguir la financiación?
Y.D: Aquí es muy difícil realizar un film si no tenés el apoyo Rabinovich Film Fund Cinema que nos dio la mitad del presupuesto. El resto lo conseguimos de empresas más pequeñas. Incluso, una familia iraní que vive en Los Ángeles nos apoyó económicamente para realizar el film. También recibimos un poco de dinero de la Compañía distribuidora israelí.
La película se centra fundamentalmente en la relación entre el padre y el hijo y no se mete de lleno en los conflictos sociales. ¿Así lo quiso Ud.?
Y.D: Aunque yo no quise tocar directamente el conflicto social, creo que en la escena de la escuela donde el maestro de alguna manera segrega al chico lo toca indirectamente. Esa escena está basada en algo que a mí me ocurrió realmente. La diferencia es que no fue mi papá a rescatarme sino mi mamá. De todas maneras, yo no quise salirme del camino, quería concentrarme en contar esa historia.
Trabajar con animales siempre tiene sus zonas oscuras o difíciles de prever. Sin embargo, la interacción de los actores con los pavos parece muy natural. ¿A qué se debe?
Y.D: De chico tuve mucho contacto con los pavos entonces sabía como manipularlos y qué hacer exactamente. Y sabía que si repetía también iba a perder esa espontaneidad. Yo quería que todo se vea natural y creo que lo logramos.
Usted nació en Israel pero tiene un bagaje iraní. ¿Tiene alguna relación con el cine iraní? ¿Qué piensa del recientemente fallecido Abbas Kiarostami? Lo pregunto porque las primeras escenas de la película me remitieron a algunos films iraníes.
Y.D: Creo que el cine iraní es de los mejores del mundo. Y Kiarostami es uno de los directores que nos encandila mostrándonos la naturaleza. Creo que cuando uno contempla la naturaleza tiene un impacto extra. Es como un personaje más. Y yo traté de rescatar algo de eso en mi película como también traté de mirar a la humanidad como la miraba Kiarostami.
¿Cómo fue la recepción de “Querido Papá” en Israel?
Y.D: Fue vista por mucha gente, creo que la gente se identifica con la historia. Por eso yo no quería irme demasiado del conflicto que quería contar, no quería tomarme otro bote, quería contar esta historia sobre la libertad personal de elegir que también puede tener tintes universales.
“Querido Papá” se estrena en la Argentina y es una oportunidad para ver una película con una mirada única porque en ella confluyen dos culturas que muchas veces los relatos se empeñan en enfrentar pero que tienen un sustrato común. Al mismo tiempo, da cuenta de que las fronteras culturales no tienen relación estrictamente con lo territorial sino con otras cuestiones, y que a veces las diferencias se tejen en el interior de las mismas familias. La mirada de Yuval sobre el mundo no es ni maniqueista, ni declamatoria, con paciencia da cuenta de que se puede convivir aún en las diferencias. Todo un alegato para una época como la nuestra.
(1) Reconocido por distintas películas, Navid saltó a la fama global cuando interpretó a un líder de Al-Qaeda en las dos primeras temporadas de la serie “Homeland”.
Por Lorena Cancela.