La tercera parte de la saga se estrena en Argentina el 14 de julio y profundiza su mensaje político sin bajar el volumen de violencia, acción, terror y sangre.
Las cárceles están saturadas, la violencia y el hambre se han escalado y un nuevo régimen político -la “Nueva Fundación de los Padres de América”- ha encontrado una “solución” para aplicar una catarsis social: 12 horas al año todos los ciudadanos pueden hacer lo que deseen sin ser juzgados. El todo-vale incluye violaciones, asesinatos y robos.
Luego de dos películas previas en las que fuimos testigos de esta anarquía social, “12 horas para sobrevivir. El año de la elección” (“The Purge: Election Year”) vuelve con su propuesta más política sin disminuir su nivel de acción, violencia y sangre. La senadora Charlene Roan (Elizabeth Mitchell) es la candidata preferida para la Presidencia de los Estados Unidos con una plataforma principal: derogar “la purga”. Su jefe de seguridad es el sargento Leo Barnes (Frank Grillo), quien fue uno de los protagonistas de la entrega anterior. El gobierno en ejercicio intentará asesinar a la senadora y junto a Barnes quedará en la calle la noche de lo que podría ser la “purga final”. Allí deberán enfrentarse al caos, ayudados por un grupo de resistencia y de ciudadanos.
James DeMonaco vuelve para dirigir y guionar “12 horas para sobrevivir. El año de la elección” y ha sido el responsable -desde los inicios- de una saga que no ha defraudado en ninguna de sus entregas. La primera, estrenada en Argentina el 26 de septiembre de 2013 como “12 horas para sobrevivir” (“The purge”), fue el inicio de una apuesta interesante entre Universal y Blumhouse que mostraba el interior de una casa adinerada durante la noche en cuestión. Ethan Hawke y Lena Headey (Cersei Lannister en “Game of Thrones”) se atrincheran en su hogar, que cuenta con las mejores medidas de seguridad que el dinero puede pagar. Sin embargo, en un intento de ayudar a un hombre a merced de los purgadores la familia se verá amenazada por un grupo de jóvenes que amenaza sus vidas. Con un elenco reconocido, un manejo inteligente del suspenso y el terror, y un presupuesto bajo (U$S 3.000.000), fue un puntapié exitoso que exhibía principalmente la brecha social de las medidas implementadas por el gobierno: sólo los ricos podían resguardarse, mientras los pobres estaban a merced de la violencia. Aunque claro, siempre algo puede salir mal. Tuvo 95.409 espectadores en nuestro país.
En la segunda parte, estrenada el 24 de julio de 2014 como “La noche de la expiación” (“The purge: Anarchy”), la purga comienza a declinar su popularidad como medida de control social pero esta vez DeMonaco nos deja observar que sucede en la calle. El panorama es fascinante y perturbador: personas que se venden como presas para ricos que quieren asesinar sin remordimientos ni peligros, ciudadanos de bajos recursos que intentan sobrevivir a los oportunistas purgadores, venganzas personales, paramilitares que trabajan al servicio de la anarquía y la resistencia que intenta evitar la anarquía.
La tercera parte continua con los elementos iniciales del género de terror pero incorpora mucha más acción al mostrarnos a la senadora y su guardaespaldas intentando sobrevivir la noche de purga. E incluso se incorporan elementos religiosos a la premisa de “matar o morir”. Estrenada el 1 de julio en Estados Unidos, ya sextuplicó su presupuesto original (U$S 10.000.000) en la taquilla con una recaudación de U$S 64.000.000 y una excelente performance.
La propuesta de la trilogía va de menor a mayor y navega del microcosmos de un hogar (primera parte) al caos de la calle (segunda parte), finalizando en los actores políticos responsables de implementar “la purga” (tercera parte). El encubrimiento de la identidad es también una parte importante de la estética de los tres films. El anonimato para asesinar y mutilar está garantizado detrás de máscaras aterradoras: personajes de fantasía, próceres estadounidenses, piezas de lujo y hasta el mismo Dios (que decide quien muere y quien no).
¿Quién no pensó alguna vez que haría si no fuera juzgado por sus acciones? La idea de DeMonaco es profunda, sin ser solemne, y un festín para los ojos de los fanáticos del género. “12 horas para sobrevivir. El año de la elección”, estrenada el 14 de julio por UIP, es una buena oportunidad para revisitar una saga que hasta el momento no ha defraudado por su complejidad ideológica y audiovisual sin perder de vista el factor entretenimiento.